Erótica y destierro : Inspiración poética y filosofía en Platón by unknow

Erótica y destierro : Inspiración poética y filosofía en Platón by unknow

autor:unknow
La lengua: spa
Format: epub
editor: Universidad del Norte


b. Érōs: amor sublime y poesía

Si Ér ōs es una posesión constante de lo bello y bueno, entonces es también posesión de la felicidad (cfr. Banquete, 205a); pero esto solo es posible si se desea alcanzar la felicidad, tal como lo hacen ver Scott y Welton (2008) en su comentario sobre los supuestos de la ética platónica.

Estos supuestos señalan la función de la jerarquía del alma en un orden natural de los deseos. La realización del deseo de alcanzar la felicidad se logra a través de la jerarquía del alma platónica, puesto que a cada alma le corresponde un tipo de voluntad y de deseo. Los mejores deseos, como la felicidad, el bien y la belleza, corresponden al alma intelectiva; los malos deseos, los pueriles, corresponden a la parte más baja de la misma. Es por esto que Diotima en su iniciación a Sócrates dice que todos los hombres desean poseer la felicidad, pero solamente se les puede llamar amantes a quienes están bajo la influencia de Ér ōs:

Pues bien, así ocurre también con el amor. En general, todo deseo de lo que es bueno y de ser feliz, para todo el mundo, 'el grandísimo y engañoso amor'. Pero unos se dedican a él de muchas y diversas maneras, ya sea en los negocios, en la afición a la gimnasia o en el amor a la sabiduría, y no se dice ni que están enamorados ni se les llama amantes, mientras que los que se dirigen a él y se afanan según una sola especie reciben el nombre del todo, amor, y de ellos se dice que están enamorados y se les llama amantes. (205d)

Esta jerarquía de los deseos es compatible con la teoría del alma de la República, puesto que una buena formación del alma suscita buenos deseos, y de esto se sigue que un buen deseo tenga como fin ulterior la felicidad. Cuando se prepara el alma para este tipo de deseo, se le dispone para ser gobernada por la mejor de sus partes, es decir, por el alma racional. Esto permite pensar que Diotima sabe que hay un orden natural de los deseos que es coherente con el orden natural del alma; orden que es caracterizado mediante los tres tipos de deseos ya explicitados en 205d.

A los que buscan la riqueza o el bienestar por medio de la salud no se les llamará “enamorados”, debido a que intercambian un deseo intermedio por un fin último; cuando se fijan estos deseos —negocios y el cuerpo— como superiores, o como fines últimos, se indica que se está dejando de perseguir la virtud. Un ejemplo de esto se muestra en República 359b-360d, donde se hace ver que una persona que no está encaminada hacia la virtud puede ver degenerado su deseo de riqueza en vicio. Esto se puede explicar según la sugerencia de que las personas no saben realmente lo que la virtud puede representar de provechoso para sus vidas, y debido al desconocimiento sobre la misma solo buscan la satisfacción de su particular interés (cfr.



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